ABC CORDOBA 19-02-2012 página 36

36 CÓRDOBA DOMINGO, 19 DE FEBRERO DE 2012 cordoba. abc. es ABC TRIBUNA ABIERTA UNA REFORMA LABORAL NECESARIA POR MANUEL PIMENTEL La norma corrige la excesiva rigidez en la aplicación de los convenios, responsable, en última instancia, de la desaparición de miles de puestos de trabajo postulan en nuestro país. Se facilita la posibilidad de modificar las condiciones de trabajo siempre que respondan a las causas objetivas necesarias para garantizar la supervivencia de la empresa. Aunque la norma anima al acuerdo entre empresa y trabajadores, en caso de no conseguirse, se podrán modificar las condiciones por parte de la empresa, aunque, lógicamente, siempre quedará el amparo judicial para determinar si existían, o no, las causas objetivas para la modificación. Las partes siempre podrán recurrir a un arbitraje. Estos procedimientos son realmente novedosos y ágiles y permitirán la supervivencia a muchas empresas en apuro. También resultan facilitadas tanto la suspensión de contratos como la reducción de jornada, avanzando en lo contemplado en la última reforma laboral. L a nueva norma laboral aprobada será buena para el empleo. No es la panacea- -ninguna ley lo es- pero aporta a nuestro mercado laboral y a nuestras empresas una flexibilidad de la que adolecíamos por completo. No debemos considerarla como una exigencia de Europa, sino que debemos asumirla con el íntimo convencimiento de que era imprescindible superar nuestras normas e instituciones laborales porque no funcionaban y porque eran responsables en gran medida del vergonzoso e insostenible desempleo que padecemos. Un 23 por ciento de paro es un endemismo inimaginable en ningún otro país de nuestro entorno. Nuestra norma era tan rígida e inflexible, que la única vía de flexibilidad de las empresas ante las duras condiciones de una crisis económica eran los despidos, mientras que en otras tradiciones laborales existían otras formas de adaptación menos traumáticas. Nuestra norma laboral fundamental es el Estatuto de los Trabajadores de 1980. La España de hace treinta años nada tiene que ver con la actual. Nuestro país tenía entonces una economía cerrada, corporativa, con un altísimo peso del sector público. Todavía no habíamos entrado en Europa, ni las nuevas tecnologías ni la globalización habían arrollado el mundo conocido. Nuestra realidad económica actual está abierta a la competencia global a diferencia de tiempos anteriores. Sin embargo, nuestra norma laboral básica seguía inspirada por la herencia paternalista del corporativismo franquista. Mientras que Europa central y nórdica ha experimentado un espectacular avan- ce, aquí nos anclamos en el pasado, con un miedo colectivo paralizante. La nueva reforma laboral supone un importante esfuerzo de modernización y flexibilidad al que debemos dar la bienvenida. La nueva ley nos acerca a Alemania y nos aleja de Grecia. La norma corrige la excesiva rigidez en la aplicación de los convenios, responsable, en última instancia, de la desaparición de miles de puestos de trabajo. En muchos países europeos ya se introdujeron hace años las mejoras que ahora se Resulta eficaz el sistema previsto para el descuelgue de un convenio siempre que afecten causas objetivas o para poner fin a la indeseable prolongación de un convenio colectivo en ultraactividad de más de dos años. Al final, podrá imponerse un arbitraje. El despido improcedente queda fijado en 33 días. La eliminación de los salarios de tramitación equilibra la relación entre las partes, ya que eran utilizados sistemáticamente como incremento efectivo de la indemnización y excusa para tácticas dilatorias en los procesos. La supresión de la autorización administrativa para la aprobación de los EREs equilibra el juego de la negociación interna de la empresa. En resumen, estamos ante una buena reforma laboral que moderniza y mejora el funcionamiento de nuestro mercado de trabajo. MANUEL PIMENTEL ES EXMINISTRO DE TRABAJO (1999- 2000) Y EDITOR DE ALMUZARA