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ABC CORDOBA 12-02-2012 página 39
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ABC CORDOBA 12-02-2012 página 39

  • EdiciónABC, CORDOBA
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ABC DOMINGO, 12 DE FEBRERO DE 2012 cordoba. abc. es ¿A qué aspira? -A ser feliz y a vivir de esto. A nada más. ¿El perfeccionismo puede ser un lastre? -Se puede convertir en un problema, pero para mí es una obligación. Me flagelo mucho y la gente quizás no lo entiende. Si un ensayo no va bien esa noche no duermo. Yo quiero que esté todo perfecto. -Eso es una fuente de angustia. -Sí, pero te da muy buenos resultados. Si llegas a los ensayos con todo muy trabajado, eso lo agradecen los directores, los compañeros y, finalmente, el teatro. ¿Le da vértigo el escenario? -No. Cuando voy a salir siempre pienso en lo bien que estaría en mi casa. Pero luego me encanta. ¿Cómo vence el miedo escénico? -Con mucho trabajo. Cuando tú llegas muy seguro, trabajado y dejas poco margen al error, el miedo lo controlas. Ya no hay miedo: lo que hay es disfrute. ¿Tiene pánico a la mente en blanco? -Siempre hay alguna vez. Gracias a Dios, y toco madera, tengo buena memoria. Pero si te ocurre, no pasa nada. El público lo entiende. Le ha pasado a los más grandes: a Caballé o a Kraus. Somos humanos. ¿Cómo se lleva con los mitos? -No soy mitómano. Escucho más a mis compañeros, como Juan Diego Flores o Ismael Jordi. -No se muere por el autógrafo de Pavarotti. -No me muero por un autógrafo de nadie. ¿Mantiene el divismo a raya? -Soy un antidivo. Eso de los caprichos está pasado de moda. Ahora el divo es el que tiene que trabajar. Somos divos en el escenario. El público quiere que nos lo creamos, que estemos en plenitud, y yo intento llenar entero el escenario. -Dígame una manía incurable. -Llevo dos calcetines siempre. Eso y un clavo que llevo conmigo. Mozart y Luz Casal Acaba de regresar de Lieja y quedamos en la puerta del Gran Teatro para la sesión fotográfica. Aquí se siente como en casa. En este escenario dio sus primeros pasos como tenor y se mueve por los camerinos y el patio de butacas con absoluta confianza. En uno de ellos, precisamente, tiene lugar la entrevista. -Convénzanos de que la ópera no es un género demodé -A la música hay que acercarse con la mente abierta, ganas de disfrutar y de conocer algo nuevo. Ahora tenemos más teatros en España que antes y se está acercando más la ópera y la música clásica a la gente. Soy un chaval absolutamente normal y cuando alguien me ve por la calle lo último que piensa es que soy tenor. Pero no tenemos tanto marketing como los músicos de pop o de rock. ¿Qué se puede encontrar en su discoteca? -Tengo miles de discos. Mucha música clásica y mucha ópera, que es lo que me gusta de verdad, sobre todo Mozart, mi compositor favorito. Tengo también Luz Casal. ¿Es profeta en su tierra? -Sí. El público me quiere y me sigue. Y hay gente que me apoya mucho, como Hernández Silva, Rafael López o Francisco López. Me siento querido y valorado, pero no puedes gustarle a todo el mundo. -Sabina ha dicho que el negocio del disco se va a la mierda ¿Está Los orígenes Naturalidad CÓRDOBA 39 Contramiradas usted indignado o resignado? -El disco se ha ido a pique. Ahora tienen más auge las plataformas digitales. El negocio del disco lo ha hecho regular. En la ópera, se ha grabado la misma muchas veces y además es muy caro. ¿En qué lado se encuentra: con los piratas o con los polis -Ni de unos ni de otros. Lo que sí está claro es que a nosotros nos llega poco dinero cuando hacemos un disco. Se queda en las productoras. -Cuando la crisis entra por la puerta, ¿la cultura es la primera que sale por la ventana? -Totalmente. Lo que está pasando con la cultura es indignante. Doy todo mi apoyo a la Orquesta de Córdoba. La cultura de una ciudad dice mucho de ella. ¿Y qué dice la cultura de Córdoba? -Por un lado, se están haciendo cosas muy buenas. En el Góngora se está abriendo una plataforma para gente joven. Pero algunos responsables de cultura se olvidan de que hay gente que estamos paseando el nombre de Córdoba por el mundo. ¿Qué espera de sus responsables políticos? -Que no se pierda aquí la ópera, ni la zarzuela, ni la lírica. Espero que se apoye a nuestra Orquesta y a los coros de la ciudad. Y a los que hacemos carrera fuera, al menos que nos traten con amabilidad. Que se acuerden de nosotros. ¿Le tranquiliza que el concejal de Cultura sea el antiguo director del Conservatorio? -Sí. A Juan Miguel (Moreno Calderón) lo aprecio personalmente y espero que haga mucho por la música. -Culturalmente hablando, ¿hay vida fuera del Gran Teatro? -Gente con tanto arte como aquí he visto en pocos sitios. Pero luego falta conexión. Tenemos uno de los mejores compositores contemporáneos, como Lorenzo Palomo, y apenas suena su nombre aquí. O como Paco Montalbo, el violinista. Pero no formas parte de la vida cultural. ¿Por dónde desafina el mundo? -Por lo mal repartido que está. Tenemos que apoyarnos y crear puestos de trabajo para todos. Los actores y los músicos también tenemos derecho a comer y a vivir. Me matriculé en violín pero el profesor de coro le aconsejó a mi madre que hiciera canto Soy un antidivo. Eso de los caprichos está pasado de moda Hay quien se olvida que estamos paseando Córdoba por el mundo Cultura oficial Una prometedora carrera labrada desde abajo La primera señal seria de su talento la dejó en 2006, cuando se metió en el bolsillo el Concurso Mozart, convocado por la Orquesta de Córdoba. Un año después, en 2007, se estrenó como profesional gracias a una de estas casualidades imprevistas. Uno de los cantantes de ópera de la Flauta Mágica que se iba a representar en el Teatro Villamarta, de Jerez, enfermó repentinamente y se pusieron en contacto con Pablo García López para salvar el espectáculo in extremis. Tuve que aprenderme la partitura en una noche. No era un papel muy amplio, pero cantaba durante casi media hora y además en alemán recuerda el joven tenor. De aquella prueba de fuego salió airoso y, a la postre, contribuyó a consolidar su carrera profesional, que se lanzó decididamente desde entonces. A partir de ese Pablo García López, en el patio de butacas del Gran Teatro VALERIO MERINO momento, logró contratos fuera de Córdoba, alguno de los cuales han marcado su carrera. Como su debú en Treviso, justamente 20 años después del de su admirado maestro, Juan Luque. Pablo García López es reconocido admirador de Mozart, cuya magna obra conoce a la perfección, especialmente sus óperas. El genio austriaco fue el primero en poblar su colosal discoteca, cuando su padre le regaló, en los albores de su afición, el laureado Réquiem una de las obras cumbre de la música clásica.

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