Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC CORDOBA 04-02-2012 página 66
ABC CORDOBA 04-02-2012 página 66
Ir a detalle de periódico

ABC CORDOBA 04-02-2012 página 66

  • EdiciónABC, CORDOBA
  • Página66
Más información

Descripción

66 INTERNACIONAL Teorías para una tragedia La conspiración de la vieja guardia La mayoría de los manifestantes y muchos de los hinchas más politizados culpan a los seguidores de Mubarak y defensores del viejo régimen de la tragedia del estadio de fútbol de Port Said. Asimismo, se acusa a la Junta Militar de alentar los enfrentamientos, de no haber sabido hacer frente a los disturbios o de mantener una actitud pasiva. De aquí que las manifestaciones y revueltas se hayan convertido en una nueva movilización de los sectores más críticos con los militares. Los Hermanos Musulmanes hablan de una mano negra que también apunta a los militares. SÁBADO, 4 DE FEBRERO DE 2012 abc. es internacional ABC La incompetencia de las fuerzas del orden Los sectores sociales menos politizados apuntan a la incompetencia de la Policia, que mantuvo una actitud pasiva cuando los hinchas invadieron el estadio y se lanzaron en avalancha a los vestuarios. Los policías se defienden afirmando que, hagan lo que hagan, les criticarán: si cargan contra los hinchas, se les dirá que son una Policía represora; y si se mantienen a la expectativa, que son unos incompetentes. También hay quienes insisten en que si las fuerzas del orden se cruzaron de brazos, es porque alguien se lo ordenó. En cualquier caso, la profesionalidad de la Policía deja mucho que desear. La revuelta del fútbol asedia a la Junta Militar egipcia BLas protestas de ayer se saldan con cuatro muertos, 1.500 heridos y un edificio del Gobierno incendiado BMuchos manifestantes creen que los militares quieren hacer ver que solo ellos pueden preservar la seguridad del país. Está claro que todo está orquestado, que quieren hacernos pensar que sólo ellos y su mano dura pueden mantener la seguridad denunciaba ayer el estudiante Mohamed Sayat, mientras se protegía de los gases lacrimógenos con un pañuelo. Muchos manifestantes encuentran vínculos entre la tragedia de Port Said, el ataque de matones a varias recientes protestas e, incluso, varios robos de bancos a mano armada. Algunos de estos hechos son difíciles de relacionar, aunque sí parecen reflejar una relajación en las medidas de seguridad y, sobre todo, en la detención y castigo de los culpables, que ha creado una sensación de impunidad. Todo está relacionado, no me cabe la menor duda aseguraba ayer Silvia Makram Abeit, que portaba una página de periódico con fotos de algunas de las víctimas del partido de fútbol. Alzando una pancarta con la imagen de un querido amigo que murió a su lado en Port Said, el primo de Silvia, David, relataba cómo le habían pegado en la cabeza y en las piernas. Eran matones, no eran hinchas de fútbol aseguraba. C PAULA ROSAS CORRESPONSAL EN EL CAIRO omo enredados en un bucle melancólico y violento, los egipcios volvieron ayer a protagonizar y sufrir las mismas escenas de destrucción y caos. Y los mismos discursos, que hablan de conspiraciones secretas y de manos extranjeras, que tienen estancada la transición egipcia. La violencia que se desató en el fútbol en la ciudad de Port Said ha acabado por extenderse por Egipto. Cuatro nuevos muertos, más de 1.500 heridos y una sede administrativa incendiada son el saldo, por ahora, de este nuevo estallido de enfrentamientos, del que todo el mundo acusa a un complot, aunque con diferentes protagonistas. Las inmediaciones de la plaza Tahrir y el ministerio del Interior egipcio volvieron a convertirse ayer en un campo de batalla donde volaban las piedras y los balines de goma. Miles de manifestantes, entre ellos muchos hinchas del fútbol egipcio, enfurecidos por la muerte de 74 asistentes a un partido el pasado miércoles, se enfrentaron a las fuerzas de seguridad durante todo el día. Una sede administrativa de impuestos inmobiliarios fue incendiada. El olor asfixiante e irritante de los gases lacrimógenos volvió a inundar las calles del centro de la capital. La noche anterior, dos manifestan- tes murieron tiroteados en Suez por la Policía, según sus compañeros. Aunque las autoridades culparon del hecho a criminales En El Cairo morían otro civil y un militar arrollado por un vehículo policial. Los heridos salían por decenas de la primera línea de batalla, muchos de ellos en brazos de otros manifestantes, medio asfixiados por los gases. En un dramático comunicado, la junta militar acusaba ayer a partes interesadas extranjeras e internas de la escalada de violencia. Quiénes pueden ser estas partes no lo aclaró el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que quiso erigirse como mediador de un conflicto que, al parecer, nada tenía que ver con ellos. Pidió a los hijos de la nación egipcia que se unan y solidaricen para enterrar la discordia. Ni una sola palabra de autocrítica. Pero para eso ya está Tahrir. Los manifestantes apuntaron a la Junta Militar como responsable del deterioro deliberado afirman, de la seguridad. Justo unos días después de levantar la Ley de Emergencia vuelve a haber disturbios en distintos puntos Adelanto de elecciones Violentos a sueldo Los que me golpearon eran matones, no eran hinchas de fútbol asegura una de las víctimas Aunque la mayor parte de los manifestantes acudió ayer a la plaza Tahrir para mostrar su repulsa a la violencia, algunos grupos de activistas tenían reclamaciones más precisas. La exigencia de celebrar las elecciones presidenciales antes de la redacción de la nueva Constitución, para adelantar así el traspaso de poder de los militares a los civiles, estuvo ayer en boca de muchos. El día anterior, el Parlamento, que podría estudiar esta medida, había acusado de las muertes en Port Said a la negligencia de las fuerzas de seguridad, y muchos diputados habían pedido la dimisión del ministro del Interior. Los Hermanos Musulmanes hablaban de manos invisibles que querían tumbar la revolución, referencia velada a los miembros del anti- guo régimen. La tensión estaba a flor de piel en El Cairo, pero casi podría decirse que los egipcios han aprendido a convivir con esta situación excepcional. Poco a poco, escenas que parecen bélicas se han convertido en algo habitual y casi repetitivo. Si hace unos meses los vendedores ambulantes de Tahrir se mantenían alejados de donde se libraba la batalla entre manifestantes y fuerzas de seguridad, ayer estaban ya casi a tiro de pedrada, impasibles, preparando bocadillos o té a los activistas. Los muertos, por desgracia, también han empezado a formar parte del paisaje.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.