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ABC CORDOBA 01-02-2012 página 51
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ABC MIÉRCOLES, 1 DE FEBRERO DE 2012 abc. es internacional INTERNACIONAL 51 a Siria Rangina Hamidi: El burka es nuestro guardaespaldas EMPRESARIA AFGANA E HIJA DEL ALCALDE DE KANDAHAR, ASESINADO EN 2011 BLa fundadora y presidenta de la primera y única empresa de mujeres de Kandahar, cuna de los talibanes, lucha para que sus derechos no sigan siendo pisoteados LUIS DE VEGA MADRID REUTERS sas que participan no están bajo el rigor de las sanciones, también ha descendido el volumen de negocios debido a la crisis generada por las revueltas en todo el país La vida se encarece al mismo ritmo que los sirios pierden poder adquisitivo. Damasco sufre al menos dos cortes de luz generales al día, a distintas horas según las zonas, pero lo superaremos, el enemigo no podrá doblegarnos y superaremos la presión responde con optimismo Adel Aljaban, dueño de un comercio de venta de té y café, que a sus 80 años nunca hubiera imaginado vivir una situación semejante. Repasa las cuentas del día a la luz de un candil y se sorprende él mismo de la subida del té en más de un veinte por ciento. Esto es preocupante porque aquí cada familia siria consume al menos cincuenta gramos al día Los ciudadanos de la capital empiezan a sentir en primera persona unas revueltas que hasta ahora solo veían por televisión. Rangina Hamidi (Kandahar, 1977) sueña con que su hija Sarah, de dos años, vea por fin el final del túnel, sea más respetada como mujer que ella y viva en un Afganistán en paz. La familia Hamidi huyó en 1981 de la ocupación soviética. Tras pasar por Pakistán se instaló en Estados Unidos, donde Rangina creció y se formó en la Universidad de Virginia. En 2003, en pleno apogeo talibán, regresó a Kandahar, donde fundó una empresa pionera de bordados artesanales para mujeres. Rangina acabó arrastrando a su padre, Ghulam Haidar Hamidi, a quien el presidente Hamid Karzai convirtió en alcalde de la volátil ciudad. Un terrorista suicida con una bomba en el turbante lo mató el pasado 27 de julio. Rangina cree que las corruptas alianzas de poder contra las que luchaba su padre apuntaron y que un joven kamikaze talibán venido de Pakistán lo ejecutó. Su recuerdo borra la sonrisa de Rangina, que ha tenido que regresar a Virginia por motivos de seguridad. De la mano de la Asociación por los Derechos Humanos de Afganistán (ASDHA) ha venido a España y aquí sigue luchando por su sueño. ¿Qué hay detrás de su empresa, Kandahar Treasure? -Más de 350 mujeres y sus familias trabajando por vez primera en la historia de Kandahar. Hacen dinero en el proceso de trabajo, pero lo importante es el servicio que prestan a la sociedad y sus familias. ¿Detrás del burka se halla la decisión de la propia mujer, del hombre, de la cultura, de la historia... -Hay dos grupos de mujeres. Unas, instruidas que saben que pueden elegir entre llevarlo o no. Otras, la mayoría, que no saben más que llevarlo. Entre las primeras, muchas lo eligen por su seguridad personal. Yo misma lo llevo cuando trabajo sobre el terreno en Kandahar. No tenemos armas ni seguridad y el burka se ha convertido en nuestro guardaespaldas. ¿Cómo salen parados los derechos humanos tras la ocupación militar y la misión de la OTAN? -Muchos afganos sienten que no tienen ni derecho a la vida, así de simple, eso es lo primero. Tenemos que poner por delante el derecho a la vida y después la historia, la cultura, la religión... La mujer afgana no desea sacri- Rangina Hamidi, ayer en Madrid tras la entrevista Estamos agotados. Tenemos la impresión de que la guerra no acabará nunca Más de 30 años de guerra DE SANBERNARDO ficarse, pero primero quiere paz y seguridad y después otros asuntos como derechos humanos, que sin la vida misma no se disfrutan. ¿No hay nada positivo en la presencia militar extranjera? -Nada. Su misión es seguridad y estabilidad, pero no vemos nada de eso. ¿Tiene miedo del 2014, cuando salgan las tropas extranjeras? -No hay que esperar a 2014. Tengo miedo cada día, cada segundo. -Más allá de lo militar y lo político, ¿Cómo puede ayudar la comunidad internacional a su país? -Los últimos once años por desgracia nos demuestran que la solución a los problemas de Afganistán no es la militar. Tras 35 años de guerra continua imagínese cómo se encuentran los afganos desde el punto de vista psicológico, agotados. Tenemos la impresión de que la guerra no acabará nunca. Hay que reedificar la sociedad entera, con buenos gobiernos, transparentes y exentos de corrupción. La voz de las mujeres es la primera que se eleva contra esto, porque son ellas las más perjudicadas. ¿Son más responsables del caos los talibanes o la corrupción interna? -La corrupción más que los talibanes. ¿Algún resquicio de optimismo? -Es difícil ser optimista, pero debemos tener algo de esperanza para salir del túnel. La luz es el futuro, la luz es mi hija Sarah, de dos años, y muchas otras Sarahs que han de nacer y crecer.

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