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ABC CORDOBA 30-01-2012 página 34
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34 ANDALUCÍA LUNES, 30 DE ENERO DE 2012 abc. es andalucia ABC Los promotores de Malaya se quejan en el juicio de su paso por Comisaría y uno de ellos habla incluso de Guantánamo 2 El calvario de los calabozos E. CODINA MÁLAGA Casi todos los empresarios imputados en el caso Malaya que han declarado hasta ahora en el juicio están relatando al tribunal el calvario que pa- saron cuando fueron detenidos por presuntos sobornos al considerado cabecilla de la trama de corrupción, Juan Antonio Roca. Varios días encerrados en las dependencias policiales no son del gusto de nadie y quien ahora dice una cosa y antes dijo otra, Denuncias Ahora los empresarios se quejan de la pesadilla que supuso la detención y algunos alegan que han perdido muchos kilos Julián Muñoz y Marisol Yagüe FOTOS: EFE JORGE ZAPATA Los concejales, en unos días Los interrogatorios a los empresarios imputados en Malaya se encuentran ya en la recta final y se prevé que los exconcejales acusados, entre los que están los exalcaldes Julián Muñoz y Marisol Yagüe, empiecen a declarar pasadas pocas sesiones. En cuanto concluya Cristóbal Peñarroya, previsiblemente se oirá el testimonio de José María González de Caldas y Miguel López Benjumea, acusados de pagar 60.000 euros a Roca. Se enfren- tan a una petición fiscal de dos años de prisión y multa de 120.000 euros. Otros cuatro empresarios tienen que prestar declaración ante el tribunal antes de que llegue el turno de los exediles. El juicio del caso Malaya arrancó hace 16 meses en la Audiencia de Málaga. lo achaca a su frágil estado por su estancia en los calabozos y a su deseo de no pisar la cárcel por orden del juez instructor. Tras pasar cuatro días en Guantánamo 2, no estaba en condiciones de declarar bien ha llegado a decir el promotor Cristóbal Peñarroya en la vista oral, una expresión que derivó en una protesta del fiscal Anticorrupción y en una advertencia del tribunal para que moderara sus palabras. El testimonio de los empresarios coincide en varios aspectos. Todos están negando los sobornos a Roca, aunque se ven obligados a hacer encaje de bolillos para justificar por qué su nombre, iniciales o apodo aparecen en la contabilidad secreta del principal acusado de Malaya (que ya la ha reconocido como suya) junto a una supuesta cantidad económica. En cuanto pueden, además, aluden a la pesadilla que supuso la detención. Peñarroya se ha quejado de que en el calabozo no recibió su medicación, que perdió ocho kilos de peso y que una vez en la calle tuvo que ser hospitalizado porque estaba enfermo. Quien al parecer tampoco recibió sus medicinas en la Comisaría fue el empresario Giovanni Piero Montaldo, pero su principal calvario es que ha sido vinculado a la mafia italiana, a la organización calabresa de la Ndrangueta a lo largo del proceso. Son difamaciones que me han causado un perjuicio gravísimo más incluso que su imputación en Malaya, dijo, y para intentar restaurar su honor, su abogado presentó en el juicio un certificado antimafia expedido por el Gobierno italiano. Otra protesta común ha sido lo dañina que ha resultado la marca Malaya para sus negocios. Lo dijo el empresario Tomás Olivo, que también describió con pelos y señales su arresto, anulado recientemente por el Tribunal Constitucional. Un señor de dos metros de altura entró en su habitación a mediados de junio de 2006 y le dijo que se levantara. Yo me había acostado a las cinco de la mañana y pensé que estaba soñando relató Olivo, a quien se le llegó a pasar por la cabeza que era víctima de un secuestro Luego pasó cinco días en una ratonera y perdió parte de la audición, aunque aseguró que ha perdonado al juez instructor, Miguel Ángel Torres, al que saluda cuando va a los juzgados de Granada. Otro promotor que ha hecho partícipe a todos de sus preocupaciones en el calabozo ha sido el concejal de Unión Cordobesa, Rafael Gómez, Sandokán Pidió tener un compañero de celda (contó que le pusieron con Cristóbal Peñarroya) y aunque no estaba inquieto porque tenía la conciencia tranquila le dio por pensar qué iba a pasar con sus 10.000 trabajadores y la deuda de 3.200 millones que tenía. Igual que Olivo, considera que la marca Malaya le ha hecho mucho daño

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