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ABC CORDOBA 21-01-2012 página 14
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14 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA SÁBADO, 21 DE ENERO DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND NACIÓN DE CIUDADANOS Ahora, de cara al Congreso que celebrarán en febrero, los líderes del PP quieren que seamos una Nación de ciudadanos Q UIENES, ya mayorcitos, vivieron la Guerra Civil, ese despropósito no suficientemente concluso, España era una Nación- -posiblemente dos- -de combatientes. La paz, el abandono secular y la pertinaz sequía -Franco dixit- -nos convirtieron en una Nación de sobrevivientes, unos vencedores y otros vencidos, cuya principal aspiración era comer todos los días, incluso los declarados de plato único y nuestra mayor seña de identidad era la Cartilla de Racionamiento, nutricia y vigente hasta los años cincuenta. De ahí, despojados de libertad y pluralismo, nos convertimos en una Nación de súbditos en la que, atemperada por el mal funcionamiento del Estado, la autoridad civil, reforzada por la religiosa- -el nacionalcatolicismo- -marcaba los límites de nuestras esperanzas colectivas e individuales. Con la Transición y la reforma tributaria que la sirvió de prólogo pasamos a ser una Nación de contribuyentes. Después, degenerando el verdadero espíritu constitucional y con gran e insensato fervor por los nacionalismos evolutivos y crecientes, pasamos a la categoría de Nación de naciones, algo de difícil entendimiento, poco provecho, mucho coste y mayores enfrentamientos en el que los territorios pasaron a ser más significativos y protagónicos que las personas. Ahora, de cara al Congreso que celebrarán en febrero, los líderes del PP quieren que seamos una Nación de ciudadanos. Mariano Rajoy, a diferencia con José Luis Rodríguez Zapatero, no piensa que la Nación sea un concepto discutido y discutible y en la ponencia política que llevará a Sevilla quiere dejar sentada esa idea que echará por tierra nuestra insensata y tradicional identidad nacional, pero que nos acercará a la más pura tradición democrática al tiempo que nos iguala con lo que es común en la UE. Si llegamos a ser verdaderamente una Nación de ciudadanos es que se habrá cumplido la regeneración democrática que el PP no abordó, a pesar de haberla prometido, en sus dos legislaturas aznaristas y, ya con total propiedad, podremos dar por cerrada la Transición. Eso requiere grandes transformaciones, especialmente en Justicia y Educación, y, quizás en enmienda de su pasada responsabilidad, el propio José María Aznar le reclama ya a los suyos que, sin demora aborden la gran tarea reformista que tienen por delante. Por el momento, reforzada nuestra situación de Nación de contribuyentes, se nos ha puesto más cara la tasa de ciudadanía; pero, dándola por buena, no convendría que llegáramos a ser, como parece marcar el rumbo marcado por el zapaterismo y todavía no ha enmendado el líder de la gaviota, una Nación de frustrados. DESDE SIMBLIA JOSÉ CALVO POYATO MEAR FUERA DEL TIESTO A Fraga no se le puede negar que llevó a la derecha más montaraz al planteamiento de la Transición E L español es una de las llamadas lenguas romance. En concreto la que en sus orígenes se hablaba en lo que fuera la corona de Castilla. Luego, con el correr del tiempo, esa lengua, la de los castellanos, se extendió por toda la península Ibérica y al otro lado del Atlántico, en este caso el que hablaban principalmente andaluces y extremeños, así como numerosos vascos que pueblan las páginas de aquellas historias de conquista y colonización. Su difusión de nuestra la lengua, pues, por tierras al otro lado del Atlántico se produjo como consecuencia del dominio político que la monarquía hispánica ejerció sobre ellas. Eso ha supuesto que el español, castellano en sus orígenes- -lo dejo señalado por su hay algún suspicaz- -se haya convertido en la lengua romance con mayor número de hablantes del planeta. Afinar las cifras resulta siempre difícil- -más aún en cuestiones como esta- pero no andaríamos muy desencaminados si señalamos que quienes hoy lo hablan, rondan los quinientos millones. Nuestra lengua es rica en matices y expresio- nes. Una de ellas, la que hoy da título a esta columna: mear fuera del tiesto. Dícese que mea fuera del tiesto la persona que expresa una opinión o un sentimiento que no está en consonancia con la cuestión de que se habla. Pues bien, creo que don Cayo Lara, actual secretario general del Partido Comunista de España y jefe de filas de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados ha meado fuera del tiesto. Lo digo a propósito de las declaraciones- -al menos las que han aparecido recogidas en los medios- -relacionadas con la muerte de Manuel Fraga Iribarne. Lo culpaba, en tono acusatorio, de haber sido ministro de Franco y no haber pedido perdón por ello, al tiempo que añadía que el juez Baltasar Garzón, por haber asumido la investigación de cuestiones relacionadas con la memoria histórica, iba a sentarse en el banquillo de los acusados. No alcanzo a ver la relación existente, sobre todo de la segunda de estas afirmaciones, con la muerte de Fraga. Es cierto que en España, desde hace siglos- -Jorge Manrique ya aludía a ello en una de las coplas de la elegía que dedicó a la muerte de su padre- somos muy dados a las alabanzas mortuorias, a cantar las virtudes que acompañaron en vida al finado y al panegírico de difuntos, pero lo de don Cayo Lara, cuyo rechazo a la ideología de Fraga es notoria y en su pleno derecho está, ha sido confundir las churras con las merinas. Con Fraga se podrá estar o no de acuerdo, pero hay cosas que constituyen realidades, opinables desde luego, que resultan evidentes en su esencia. A Fraga, por ejemplo, no se le puede negar que llevó a la derecha más montaraz a los planteamientos constitucionales en los años de la Transición o que su ley de prensa del año 1966 supuso un soplo de aire- -escaso para la realidad de que hoy disfrutamos- al eliminar la censura previa. Por cierto, algo que hoy los comunistas cubanos y chinos practican a diario; me refiero, claro está, a la censura Lo dicho, don Cayo Lara ha meado fuera del tiesto. www. josecalvopoyato. com

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