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ABC CORDOBA 06-01-2012 página 49
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ABC CORDOBA 06-01-2012 página 49

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ABC VIERNES, 6 DE ENERO DE 2012 abc. es ABC delOCIO 49 La actriz en su madriguera LA DAMA DE HIERRO Dirección: Phyllida Lloyd. Intérpretes: Meryl Streep, Jim Broadbent, Anthony Head. País: R. Unido, 2011. Duración: 105 min. OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE L Ella manufacturó su voz y su acento para ser líder; es imposible reproducirlo Puse mucho de mí en este personaje porque ya soy vieja y entiendo las cosas Hice más juicios sobre Thatcher cuando tenía 28 años que ahora tirme en abogado experto en medio ambiente, pero elegí el teatro dice. Unos años en que su opinión sobre la primer ministro británica se guiaba por sus convicciones progresistas. Hice muchos más juicios sobre Margaret Thatcher cuando tenía 28 años que ahora. Cuando te acercas a un personaje, solo intentas acercarte a la verdad de ese personaje, y da igual si te gusta o no te gusta. En aquella época, fui desdeñosa con ella porque es lo que haces con los personajes públicos: o te gustan, o no te gustan. Lo que es subversivo sobre esta película es que trata a Margaret Thatcher como un ser humano Un ser humano admirado por la actriz, desde esa mirada en la tercera edad, por su capacidad de imponer su criterio en un mundo difícil dirigido por hombres, enfrentada a huelgas de mineros, guerras lejanas con la Argentina y al terrorismo del IRA. Churchill podía llorar, y se consideraría un signo de humanidad. Pero ella no podía permitirse ni la risa ni las lágrimas, porque sabía que sería percibido como una señal de debilidad se compadece la actriz. lágrimas otros) la ONG de defensa de los consumidores que fundó en 1989. Ser mujer, luchadora y como reconoce entre risas- perfeccionista y algo mandona le ayudaron a acercarse a un personaje tan duro como Thatcher pero, como ella misma nos explica, lo que en realidad me cautivó de esta película es que es sobre una mujer mayor, y que tiene el punto de vista de una anciana. ¿A qué película le interesa eso hoy? se pregunta. Puse mucho de mí en este personaje porque ya soy vieja, y entiendo mejor las cosas. Sé lo que supone un matrimonio de larga duración, cómo te aferras a él como a una roca en medio de una tormenta. He introducido cosas que ahora sé, como mi propia sensación de facultades disminuidas, que vas notando de forma gradual en cosas pequeñas como subir las escaleras y no acordarte por qué subías nos confiesa. Dos mujeres y un destino que comienza bifurcándose en 1975. Aquel año, Margaret Thatcher alcanzaba la dirección del partido conservador y Meryl Streep se graduaba de un master de bellas artes en la universidad de Yale. Todavía pensaba en conver- os primeros momentos de la película ya deberían alertar a todos los que vayan a ver una película de terror en la que un ser demoníaco llamado Margaret Thatcher echa espuma por la boca, pues aparece en ella, y sin el menor atisbo de hierro, una venerable anciana que manosea prendas y recuerdos... Ni el menor atisbo de hierro, ni el menor atisbo, tampoco, de Meryl Streep, agazapada hasta lo invisible en el interior de su personaje. Ni José Mota ni Carlos Latre lo hubieran hecho mejor. La directora de la película, Phyllida Lloyd, sí que provoca ahora un ¡Mamma mía! (título de su anterior largometraje) con el órdago que le planta a los ojos del espectador con exceso de vista, escamoteándole a Meryl Streep y escamoteándole el prejuicio sobre uno de los personajes más polémicos y singulares de la política del siglo XX. La anciana Thatcher recuerda su historia en elegantes flashbacks y lo que recuerda tiene lógica mental y argumental (nadie se recuerda a sí mismo peor de lo que fue) de tal modo que se asiste a un repaso dramático y vitalista tanto de la vida de Margaret Thatcher como de los sucesos políticos que la significaron y encumbraron. El entrelazado de tiempos es comprensible y comprensivo, con un presente en el que ella mantiene una enternecedora relación con el fantasma de su marido recién muerto (que interpreta Jim Broadbent con su mejor cara de cuento navideño) y con un pasado del que sin duda se siente orgullosa, pues se lo modeló con sus propias manos. Phyllida Lloyd subraya que, aunque el guión lo firma Abi Morgan, quien lo rubrica es la memoria de una mujer a la que ya se le empieza a mezclar con algunos síntomas de demencia, y eso le permite a la película ser un buen autorretrato y, al tiempo, un buen paisaje neblinoso inglés. Lo que incita a ver esta película es lo que más esconde en el fondo: la interpretación de Meryl Streep y el hierro de Margaret Thatcher. Jim Broadbent encarna a Denis Thatcher ABC

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