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ABC CORDOBA 05-01-2012 página 59
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ABC CORDOBA 05-01-2012 página 59

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ABC JUEVES, 5 DE ENERO DE 2012 abc. es sociedad SOCIEDAD 59 En ambos casos es la muerte violenta de una estrella. No existe en la época del nacimiento de Jesús ninguna referencia definitiva sobre la súbita aparición de una luz especialmente intensa en el cielo. Algunos textos chinos hablan de una posible nova en el año 5 D. C. pero se refieren a ella como a un fenómeno de escasa importancia y espectacularidad Una nova o una supernova La Biblia los describe como los magos de Oriente un término atribuido entonces a los astrónomos Tal vez la opción más probable. Entre los años 7 y 2 A. C. hubo varios fenómenos que podrían haber sido interpretados como la estrella de Belén. El primero en el año 6 A. C. entre Marte, Júpiter y Saturno, en la constelación de Piscis. Asimismo, hubo una triple conjunción de Júpiter y Saturno entre mayo y diciembre del año 7 A. C. No obstante, la más brillante seguramente fue la que se produjo entre Venus y Júpiter en la constelación de Leo el 12 de agosto del año 3 A. C. Conjunción planetaria Unos Reyes Magos que no reinaban L. DANIELE MADRID brillos de los dos planetas fueron tan intensos que llegaron a confundirse. Los dos planetas bajaron juntos y lentamente hacia el horizonte a medida que sus brillos se iban confundiendo. Hacia las ocho y media de la tarde, hora local de Jerusalén, prácticamente se habían fundido en un único y luminoso astro. En un tiempo en el que no había instrumentos de observación, ni gafas de sol, es muy probable que los observadores no fueran ca- paces de distinguir los dos objetos individuales y que solo percibieran un único y brillante destello sobre los cielos de Judea. ¿Fue esto lo que vieron los Reyes? No hay certezas absolutas. Cada uno es libre de sacar sus conclusiones. Cuando Jesús nació en Belén de Judá, unos magos de Oriente, guiados por una estrella entran en una casa, ven al niño con María, su madre, y postrándose le adoran, abren luegos sus cofres y le ofrecen oro, incienso y mirra Así reza el Evangelio de San Mateo, cuyo relato ha dado origen a todo tipo de leyendas sobre quiénes eran de verdad estos personajes que fueron a adorar a Jesús. El texto del evangelista habla de Magos de Oriente sin hacer mención al término reyes y sin concretar su nacionalidad o número. Según explica José Barros Guede en la revista Ecclessia la palabra mago proviene del término persa magu dado a los sacerdotes persas consultores de los reyes y dedicados a la astrología y la astronomía. Sin embargo, es probable que estos magos- -precisa- -fueran sacerdotes y astrólogos de Arabia, dada la calidad de los regalos, incienso y mirra, propios de esta nación El ascenso de los magos a categoría de reyes no aparece hasta el siglo II de manos de Tertuliano, quien afirma que los sacerdotes astrónomos pueden ser también identificados como reyes de sus países. Es con este autor latino, explica el profesor de la Universidad de Florencia, Franco Cardini, con quien aparece la figura del rey viejo, Melchor. En su relato, San Mateo tampoco especifica cuántos fueron los magos que adoraron a Jesús. Algunos evangelios apócrifos se refieren a cuatro, cuarenta o incluso más. La primera referencia de que eran solo tres la ha encontrado Cardini en las catacumbas de Priscilla, en Roma. En esta necrópolis paleocristiana, excabada a partir del siglo II a. C. aparecen representaciones de tres figuras que desfilan ante la Virgen y el Niño. El aspecto físico que han ido adquiriendo también ha variado a lo largo de los siglos. Al principio los tres eran muy parecidos, pero a partir del siglo XV ya se los aprecia en la iconografía de forma bien diferenciada: un anciano con barba blanca, un hombre de pelo claro y un negro. Lejos de toda leyenda, el Papa recuerda que eran sabios que conocían la historia de los pueblos. Eran hombres de ciencia en sentido amplio, que observaban el cosmos, considerándolo como un gran libro llenos de signos y de mensajes divinos para los hombres y, cuyos regalos al Niño Jesús, no significaban otra cosa que el reconocimiento a una persona como Dios y Rey Al principio, muy parecidos El nacimiento de Jesús da la pista Para averiguar el fenómeno astronómico observado por los Magos, hay que fijar la fecha del nacimiento de Jesús. La Biblia no ayuda mucho, aunque sí cita hechos históricos, como el reinado de Herodes. Los historiadores coinciden en que el Rey de Judea murió entre los años 4 y 1 A. C. y los Reyes Magos le visitaron poco antes de su muerte, por lo que su viaje tuvo que ser anterior. Por otra parte, no pudo ser un 25 de diciebre: San Lucas habla de la actividad de los pastores en los días del nacimiento, cuidando a sus rebaños y a los corderos durante la noche, algo que suce- de en primavera, no en invierno. Según los historiadores, el nacimiento de Jesús no se produjo hace 2011 años. La actual cronología, que divide en Antes y Después de Cristo, lleva a dos errores. El primero, colocar el año 1 D. C. justo después del año 1 A. C. sin pasar por el cero. Y el segundo, que se dio por buena la declaración de Clemente de Alejandría de que Jesús nació en el año 28 del reinado de César Augusto, sin tener en cuenta que al inicio de su mandato se le conoció como Octaviano, hasta que se le proclamó como Augusto cuatro años después. Por tanto, el nacimiento de Jesús debió de ser en primavera, entre los años 7 y 2 A. C. La Adoración de los Magos, de Abraham Bloemaert

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