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ABC CORDOBA 18-07-2011 página 36
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36 CÓRDOBA PLAYA DE ASFALTO LUNES, 18 DE JULIO DE 2011 cordoba. abc. es ABC VIENTO FRESCO Historias de un cine de verano CÓRDOBA Por AlfredoMartín- Gorriz Un clásico que se resiste a un final malo M BQuedan pocos cines de verano en Córdoba. El más antiguo, El Coliseo San Andrés, sigue fiel a su cita cuando el calor aprieta. Abrió en 1935 ientras los cines de verano van tristemente desapareciendo uno a uno, el Coliseo de San Andrés abre sus puertas puntualmente cada mes de julio. Es el decano de este tipo de establecimientos. No el más antiguo (algunos ya desaparecidos datan de 1923) pero sí el más antiguo de los que quedan. Sus proyecciones empezaron en 1935. Junto a Delicias, Fuenseca, Olimpia y el que se habilita en la plaza de toros componen los últimos de Filipinas de esta particular forma de disfruar del cine en ciudades tan calurosas como Córdoba. En los 50 y 60 hubo docenas de cines de verano en la ciudad. La multiplicación de formas de ocio procedentes de un mayor desarrollo económico fueron mermando su número poco a poco. La puntilla la puso el boom inmoliario que desembocó en la actual crisis. Durante los noventa y la primera década del si- Oficio en vías de glo XXI se extinción v e n d i e r o n La sala del muchos in- proyector conserva m u e b l e s una profesión en que acogían desuso que sigue cines de ve- siendo manual en rano. gran medida Los cines de verano resguardan a su vez otras tradiciones. Casi habría que hablar de tradición dentro de la tradición. Y todo ello, curiosamente, debido a las propias características del negocio. Las distribuidoras se llevan porcentaje nada desdeñable del billete de taquilla. Así que el cine de verano hace dinero sobre todo con el clásico ambigú. Y claro, para que la gente vaya al ambigú se deben de hacer pausas. En consecuencia también se mantiene un oficio en peligro de extinción, el de proyector. José Rafael Cuadrado, proyector de Coliseo San Andrés, lo resume con claridad: Aquí va todo a manubrio Tras esa expresión coloquial está una profesión manual en desuso. José La taquilla del Coliseo San Andrés tenía ayer gente esperando una hora antes RAFAEL CARMONA Rafael la aprendió de su padre, también proyector en diversos cines, incluyendo el San Andrés, aunque este joven ya pasó por el instituto Ángel de Saavedra para estudiar imagen y sonido. En la sala una máquina de proyección con cuarenta años de edad, ya apartada de sus funciones, va cogiendo polvo. Dentro de poco formará parte de una exposición que pretende poner en marcha el dueño de los cines. Sustituye a este viejo aparato otra máquina más reciente. Tiene dos años pero funciona de distinta manera a la de los cines convencionales: En las multisalas está todo más mecanizado. Utilizan bobinas más grandes y eso permite que la sesión se alargue. Aquí usamos bobinas pequeñas porque tenemos que parar para que los espectadores descansen y vayan al ambigú Las labores del proyector incluyen el cambio de rollos, una imagen que se asocia a otra época pero que debe realizarse hoy de la misma forma. José Rafael explica que con algunos adelantos se mantiene todo como se hacía antaño: En 150 años el formato de cine de 35 milímetros no ha variado, así que la profesión en cines como éste tampoco salvo algunos detalles Incluso suena el nombre Cinemascope, que remite a tiempos de las películas del oeste con grandes paisajes. El Cinemascope sigue de moda, fíjate Y nos enseña los fotogramas. En cada uno de ellos se ven las imágenes alargadas. Estos fotogramas pertenecen a la película Piratas del Caribe. En mareas misteriosas La cuarta parte de la saga protagonizada por Johnny Deep atrae pronto al público cordobés en la tarde- noche del domingo. Está prevista para las 22: 15. Sin embargo ya hay gente esperando a que abran la taquilla una hora antes. El ambigú y la terraza son un reclamo más que suficiente en estos días calurosos, por lo que funciona como bar salvo por una excepción: Se piden sobre todo refrescos, bocadillos, saladitos y algunas cervezas. Y cubatas muy pocos explica, Javier Delgado, uno de sus empleados. Un bar sin parroquianos acodados a la barra es casi un milagro en Córdoba. Pero es que el cine de verano es sobre todo una distracción con gran componente familiar. Cuando yo era chico había trescientos mil cines de estos. Ahora hay pocos. Yo sigo viniendo cada vez que puedo y traigo a mis nietos indica Antonio, acompañado de su mujer, Angustias y sus nietos de nueve y diez años, que están de vacaciones. Y al componente familiar se le añade también el factor crisis. Por poco dinero te tomas aquí una cervecita, cenas y pasas la noche cuenta Paqui, que acude con su novio Fernando. Quizá eso explique que la gente haga cola una hora antes.

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