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ABC CORDOBA 10-07-2011 página 16
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ABC CORDOBA 10-07-2011 página 16

  • EdiciónABC, CORDOBA
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16 OPINIÓN DOMINGO, 10 DE JULIO DE 2011 abc. es opinion ABC AD LIBITUM PUEBLA MANUEL MARTÍN FERRAND EL DISCURSITO Zapatero nos había prevenido de un antes y un después del discurso de Rubalcaba N O es fácil el papel que, mitad por mitad, los socialistas y las circunstancias le han encomendado representar a Alfredo Pérez Rubalcaba. Mientras el fracaso de su mentor coyuntural, José Luis Rodríguez Zapatero, nos coloca al todavía presidente en un plano tan distante en la memoria y el respeto como Chindasvinto, su dimitido vicepresidente tiene que pretender el futuro cargado con la albarda de un lamentable periodo de Gobierno en el que, sobre una tremenda y dolorosa crisis económica, se fraguó otra de naturaleza política en la que se han dilapidado muchos de los bienes que generó la Transición. Es una forzada esquizofrenia que le resta credibilidad al cántabro, un personaje singular al que le sobran mañas y trucos y que tiene por demostrar su enjundia política más profunda. La suya propia, no la de los líderes a quienes ha acompañado y servido, mejor que peor, en su largo tiempo de segundón en la escena nacional. Su discurso de ayer, en el acto en que el PSOE le proclamó oficialmente candidato para las próximas legislativas, fue el prólogo de una nueva etapa en su vida política; pero, obligado a que fuera también el epílogo de la anterior, resultó un quiero y no puedo de proclama izquierdista más propia de sus años universitarios, como de asamblea de Facultad, que ajustada a la hechuras de un socialismo contemporáneo en el seno de la Unión Europea y con temas prioritarios, empezando por el lacerante paro que padece uno de cada cinco españoles en edad y condiciones de trabajar, cuya solución no se alcanzará con cataplasmas de sermonario viejo, sino con planteamientos imaginativos, incluso revolucionarios, dentro del cuadro de mercado al que hemos querido ajustarnos e, incluso, someternos. Zapatero, para magnificar la potencialidad de su sucesor, nos había prevenido de un antes y un después del discurso de Rubalcaba. Aún dando por buena la condición perogrullesca de tal posibilidad, se equivocó el augur. Fue solo un discursito de circunstancias. Tampoco se puede pedir mucho más en un forzado mutis gubernamental frente al que resulta legítimo especular si el vicepresidente saliente huye de la quema o si el candidato naciente lleva en su zurrón algo más que buenas intenciones. Rubalcaba es un gran maniobrero, no un teórico. Sabe que le basta, de aquí a cuando votemos, con desgastar suficientemente a Mariano Rajoy para que la inevitable victoria del PP no sea por mayoría absoluta. Si lo consigue, no parece probable que escriba su nombre en la lista de los grandes gobernantes de la Nación; pero es posible, incluso probable, que llegue a instalarse en La Moncloa. LIBRE DIRECTO JUAN JOSÉ PRIMO JURADO CÓRDOBA Y LOS MARQUESES DEL MÉRITO Acometieron la reforma de San Jerónimo. En 1915 recibían allí a la infanta Isabel, hermana de Alfonso XII, de visita en Córdoba T ODOS los cordobeses conocen el ex convento de San Jerónimo de Valparaíso, uno de los edificios más notables de Córdoba, enclavado, además, en un paraje excepcional, llamado así por ubicarse en las huertas de Valparaíso, en el alcor de la Sierra de Córdoba. Su mole de piedra surge entre la vegetación, cerca de Medina Azahara y visible desde la carretera de Palma del Río y desde otros puntos de la ciudad. Este 2011 se cumplen cien años de su propiedad por los marqueses del Mérito, únicos responsables de que Córdoba siga contando con ese patrimonio. Cuando lo adquieren los marqueses del Mérito en 1911, la información de dicha fecha nos habla únicamente de ruinas a media montaña de informe montón de escombros y en consecuencia de abandono y destrucción En eso había parado el monasterio fundado por Martín Fernández de Córdoba en 1405 y entregado a los monjes jerónimos. El gótico, el renacimiento y el barroco se irían uniendo en su arquitectura, a la par que se alojarían en sus dependencias reyes como Isabel la Católica y Felipe II y humanistas como Ambrosio de Morales. Todo terminó un infausto 31 de agosto de 1835, cuando las leyes desamortizadoras expulsaron a los trece o catorce frailes que quedaban y el Estado se incautó del edificio y sus terrenos colindantes. En los años siguientes intentó el Ayuntamiento instalar allí un hospital de dementes pero nada se hizo. Los tesoros artísticos que albergaba pasaron a engrosar fortunas personales de aquella burguesía emergente y de quienes se lucraron con la llegada del régimen liberal. En 1871 fue vendido, finalmente, a manos privadas que, más pendientes de explotar las tierras, descuidaron el antiguo monasterio. Fue providencial su compra en 1911 por los marqueses del Mérito, José María López de Carrizosa y Carmen Martel y Arteaga, hija ésta del conde de Torres Cabrera, uno de los personajes cordobeses más brillantes e interesantes del período de entre siglos. Ellos acometieron la reforma de San Jerónimo y lo convirtieron en una de sus residencias. En 1915 ya recibían allí a la infanta Isabel, hermana de Alfonso XII, de visita en Córdoba. Los siguientes marqueses, José María López de Carrizosa y Elena Patiño, primero, y actualmente Victoria Elena López de Carrizosa, casada con el belga Henri, conde del Chastel de la Howarderie, culminaron las restauraciones, asumiendo su coste íntegramente. Los actuales marqueses del Mérito pasan largas temporadas en ésta su residencia cordobesa, dándole vida. En su ausencia, el monumento es visitable, excepto las áreas privadas, solicitándolo previamente. Córdoba tiene una gran deuda con los marqueses del Mérito, por haber salvado uno de nuestros más bellos monumentos y una de las imágenes más hermosas de nuestra sierra. Deuda no económica- -ni reciben ni exigen ningún tipo de subvención- -pero sí de gratitud y reconocimiento, que habrá que saldar más antes que tarde. Como con la familia Herruzo y la casa de los marqueses del Carpio o como no se hizo con los marqueses de Viana. Córdoba debe ser grata con quien cuida el patrimonio de esta ciudad.

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