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ABC CORDOBA 04-04-2005 página 22
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22 En la muerte de Juan Pablo II LUNES 4 4 2005 ABC Variedad. El Pontificado de Juan Pablo II ha supuesto la apertura del camino de santidad a colectivos que, con anterioridad, no habían sido agraciados con esta condición. Así, ha beatificado a un gitano- el Pelé un indio chichimeca- -Juan Diego- -o un matrimonio- -los esposos María y Luigi Beltrame Quatrocchi. Martirio. El encuentro en el Coliseo en homenaje a todos los mártires cristianos del siglo XX supuso la constatación de la importancia que Karol Wojtyla- -quien escapó de milagro de la Gestapo- -ha otorgado al martirio como camino de santidad. Durante su Pontificado, centenares de españoles muertos en la Guerra Civil alcanzaron la beatitud. Estadistas, banqueros... De Robert Schumann, padre de la Unión Europea, al doctor Giuseppe Moscati, han sido muchos los contemporáneos de Juan Pablo II en alcanzar los altares. El martirio o la condición sacerdotal o religiosa han dejado paso a banqueros, esclavos, periodistas, enfermeros... Edith Stein, Escrivá de Balaguer, Madre Teresa y centenares de mártires (muchos de ellos víctimas de la Guerra Civil española) subieron a los altares durante el Pontificado de Juan Pablo II, quien duplicó y rejuveneció el santoral de la Iglesia católica El Papa que duplicó el santoral POR JUAN VICENTE BOO ROMA. Una filósofa alemana exterminada en Auschwitz por ser judía y religiosa carmelita, una joven esclava sudanesa, un gitano de Aragón, un indio chichimeca de la capital de México, una religiosa albanesa que enseñó desde Calcuta a amar a los más pobres... La inaudita variedad de los fieles que Juan Pablo II ha elevado a los altares impresiona tanto como su asombroso número. Karol Wojtyla fue un entusiasta de la santidad que no sólo duplicó el santoral de la Iglesia católica sino que inició, en el año 2000, el culto ecuménico a los mártires ortodoxos y evangélicos. La feminista Edith Stein, la esclava Josefina Bakhita, el gitano Ceferino el Pelé y el indio Juan Diego- -un modesto padre de familia que recibió en Guadalupe la visita de la Virgen- son personajes ejemplares y a la vez encantadores que trajeron aire fresco y universal al Canon la lista de los santos, cuya elaboración asumió en exclusiva la Santa Sede en 1588 para unificar criterios y garantizar los procesos. En los primeros cuatro siglos de actividad de la Congregación romana, los diversos Papas proclamaron 296 santos y 808 beatos. En su activísimo Pontificado, Juan Pablo II ha añadido casi medio centenar santos y 1.400 beatos. Jose María Escrivá de Balaguer fue canonizado en octubre de 2002 maría Escrivá de Balaguer, la Plaza de San Pedro acogió a decenas de miles de personas a las que el nuevo santo había ayudado material y espiritualmente. En cierto modo, la declaración de santidad se acercaba al tiempo real y todavía más desde que el Papa permitió iniciar el proceso de beatificación de la madre Teresa de Calcuta sin la espera obligatoria de cinco años a partir de la muerte. Edith Stein, fue la primera mujer judía elevada a los altares en 1998 Madre Teresa fue beatificada cinco años después de su muerte, en 2002 de Maximilian Kolbe en 1982 se produjo a los 41 años de su muerte. Desde entonces, Juan Pablo II ha seguido acortando los plazos. El padre Pío da Pietralcina fue canonizado en junio de 2002, a los 34 años de su fallecimiento, mientras que en octubre de ese año, Josemaría Escrivá de Balaguer lo fue a los 27, en la ceremonia más multitudinaria y más internacional en la historia de Roma. Tres años para el primer santo El Papa que duplicó el santoral esperó más de tres años antes de llevar a cabo su primera canonización, la de un religioso capuchino, a la que nadie hizo mucho caso. La segunda, en cambio, acaparó la atención mundial: era el franciscano y periodista Maximilian Kolbe, canonizado en 1982 como mártir de la caridad por haber ofrecido su vida a cambio de la de otro prisionero, padre de familia, en el campo de concentración de Auschwitz. Aquel hombre, Franciszek Gajownizek, seguía vivo al cabo de cuarenta años y acudió, visiblemente emocionado, a la ceremonia en Roma. El compatriota de Kolbe figuraba entre las pocas personas que habían tenido la suerte de conocer a santos y la alegría de asistir a su elevación a los altares. Desde que Juan Pablo II modernizó y simplificó el reglamento de los procesos, ese privilegio se ha vuelto más común. En algunos casos, como los del padre Pío de Pietrelcina o Jose- Escrivá de Balaguer fue canonizado a los 27 años de su muerte, en una ceremonia multitudinaria El Papa esperó más de tres años antes de llevar a cabo su primera canonización, la de un religioso capuchino biendo filosofía y desde donde fue deportada a Auschwitz en represalia a la protesta de los obispos holandeses contra la deportación de judíos a los campos de exterminio. Desde que la Santa Sede asumió en 1588 la exclusiva de los procesos de canonización el ritmo lento de los trámites se mantuvo por inercia hasta que Juan Pablo II decidió que no deberían seguir durando siglos en la época del transporte aéreo masivo y del correo electrónico. La canonización rápida Aceleración de los ritmos Auschwitz, un lugar de vergüenza de la humanidad, terminaría dando pie a otra canonización espectacular en 1998: la de Edith Stein, profesora de universidad en los años veinte, cuando había poquísimas en Europa, y la primera mujer judía elevada a los altares en tiempos recientes. La discípula y colaboradora del filósofo Edmund Husserl en Gotinga era una mujer extraordinaria que descubrió el cristianismo inesperadamente leyendo de un tirón el Libro de su vida de Teresa de Ávila a lo largo de una noche. Años después de bautizarse, la profesora y autora feminista pidió la entrada en el Carmelo, donde continuó escri- La santa de los pobres Aunque todavía no ha alcanzado la canonización, la beatificación de Madre Teresa de Calcuta, apenas cinco años después de su muerte- -acaecida en septiembre de 1997- -fue especialmente emotiva, tanto para millones de fieles de todo el mundo como para el propio Juan Pablo II, quien jamás ocultó su deseo de que la santa de los pobres alcanzase la santidad durante su Pontificado. Muchos ya la consideraban como tal en vida, incluso en un país tan poco proclive al Cristianismo como India. El médico Pere Tarrés ha sido el último español en engrosar la lista de beatos, a finales del pasado año.

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