ABC CORDOBA 11-12-2004 página 30
- EdiciónABC, CORDOBA
- Página30
- Fecha de publicación11/12/2004
- ID0005787398
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30 Internacional CHILE, FRENTE A LA VERDAD SÁBADO 11 12 2004 ABC Actos de protesta en Santiago, en marzo pasado REUTERS Empleados y funcionarios de la Presidencia, sacados de La Moneda por la fuerza durante el golpe REUTERS La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, creada a instancias del presidente chileno, Ricargo Lagos, acaba de sacar a la luz los testimonios de suplicios y aberraciones sufridos por cerca de treinta mil personas durante la dictadura del general Pinochet Recuerdos del dolor TEXTO: CARMEN DE CARLOS. CORRESPONSAL BUENOS AIRES. A treinta años del golpe militar de Augusto Pinochet (11 de septiembre de 1973) Chile se retuerce en el vómito de su memoria. La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, creada por el presidente Ricardo Lagos, ha sacado a a la luz lo más oscuro de la dictadura: un informe con testimonios de suplicios y aberraciones que bien podría estar fechado en la Argentina de las Juntas Militares (1976- 83) o en cualquiera de los regímenes de los años 70 en el Cono Sur. Embarazada de cinco meses, fui detenida y hecha prisionera... Colocada en el suelo con las pierna abiertas, ratones y arañas fueron instalados y dispuestos en la vagina y ano. Sentía que era mordida. Despertaba en mi propia sangre. Se obligó a dos médicos prisioneros a sostener relaciones sexuales conmigo. Ambos se negaron. Los tres fuimos golpeados brutalmente. Fui conducida a lugares donde era violada incontables veces. En ocasiones debía tragarme el semen de los victimarios, o era rociada con sus eyaculaciones en la cara, obligada a comer excrementos mientras era golpeada y pateada en cuello, cabeza y cintura En octubre de 1973, esta mujer padeció otros sufrimientos: simulacro de fusilamiento descargas de electricidad uñas de las manos y pies arrancadas ingestión de medicinas e inyección de pentotal en vena Todo sucedió en mes y medio, en el Regimiento de Arica, en La Serena (IV Región) Ni siquiera en el informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) que presidió el escritor Ernesto Sábato en Buenos Aires, o durante el juicio a las Juntas Militares argentinas, se recogió un testimonio que concentrara tal cantidad de brutalidades, pero no es el único. Han tenido que pasar más de tres décadas para que un presidente chileno ordenase abrir la historia negra de su país. El informe abarca suplicios y de- tenciones, así como una reparación moral, social, psicológica y material de las víctimas de un régimen que se mantuvo en el poder durante diecisiete años. También ha hecho falta todo ese tiempo para que las Fuerzas Armadas reconocieran su responsabilidad. Miles de vidas destrozadas Como resultado de aquella batalla fuera de la ley quedaron destrozadas miles de vidas rebeldes, culpables, sumisas, inocentes, jóvenes, viejas, infantiles, letradas, indocumentadas... Casi todos los que padecieron pero todavía están vivos, más de 35.000 personas, lo han contado. Más de 2.000 no lo lograron, desaparecieron en algún lugar de un camino que quedó impreso en la Comisión Rettig, el valiente antecedente de este informe, que fue rebautizado con el apellido del senador que coordinó los trabajos por orden de Patricio Aylwin, el presidente de la transición chilena. Un carabinero con un martillo de madera procede a darme un fuerte golpe en el dedo meñique de ambas manos para luego, con un alicate, sacarme las uñas. En ese momento ingresa el sargento, el cual quita al carabinero el alicate y procede a arrancarme con éste el bigote... Logro morder la mano de este personaje, que debe ser socorrido por un carabinero que me da un culatazo en la cara... Pierdo el conocimiento y, al despertar, me doy cuenta de que sangro mucho de cabeza, nariz y boca... Luego me doy cuenta de que me faltan ocho dientes. Había procedido a sacármelos con el alicate... o a golpes, no sé Hace falta tener mucho estómago para resistir la lectura completa de unos documentos escalofriantes. Las atrocidades superan en número y en brutalidad a las recogidas en la Conadep y, a diferencia de ésta, no figuran ni las identidades de las víctimas ni las de los verdugos. Esto último provocó airadas protestas entre los afectados que acaban de hacer pública su lista con nombres de torturadores. Ingerir excrementos Hay que tomar aire para poder leer algunas de las humillaciones y vejámenes que se relatan en más de 600 páginas. Obligar a ingerir excrementos, orina y vómitos, de humanos o animales, además de líquidos pestilentes, por vía oral o nasal, arrojarle excrementos o inmundicias, hacerles correr con los ojos vendados en rutas con obstáculos, para que tropiecen y caigan al suelo eran algunas de las prácticas habituales en los 1.132 centros de detención denunciados. Lo escatológico parecía ser una de las debilidades de los torturadores: La orina y los excrementos debían salir del cuerpo a horarios fijados por ellos. En caso contrario se amenazaba con que si no se controlaba el organismo, te obligarían a comer tus excrementos o a beber tu orina. Cuando me tocó presenciar esta situación con un preso que no logró controlar su diarrea, de forma inexplicable, mi organismo se adaptó a esta exigencia El relato pertenece a una mujer detenida en febrero de 1975 en Villa Grimaldi (Dina) de Santiago. Hijos de... su padre C. de C. No existe vara para medir la intensidad del dolor. Pero hay un tema que, quizás por encima de otros, eriza la piel: los niños. En ese Chile de la década de los años 70, los testimonios de mujeres embarazadas por sus torturadores se suceden. Me aplicaron electricidad en diversas partes del cuerpo. Me volaron los dientes delanteros de un culatazo. Sufrí abusos sexuales y reiteradas violaciones que resultaron en un embarazo Tuve una fractura de costilla y de los dedos de los pies. Me sacaron las uñas. Estuve en varios lugares. En todos se repitió la tortura. Escuchaba gritos. Por la violación tuve un embarazo Los relatos continúan pero hay uno, el de una mujer de veintinueve años, que encarna todo el horror imaginable. Es, como otros, hija de una violación a su madre cuando ésta fue detenida a los 15 años de edad. Represento la prueba gráfica, represento el dolor más grande, lo más fuerte que ha vivido mi mamá en su vida... Esto ha marcado mi vida y es para siempre. No puedo nacer en otra familia, ni cambiar mis antecedentes. Tuve que lidiar con la rabia, con la frustra- ción de mi mamá. Pero yo también tuve rabia... ¡Me costaba contárselo a mi mejor amiga! He tenido que cargar con una mochila eterna... Mi mamá fue la hija de la vergüenza, sus padres nunca la perdonaron por haber sido detenida... Yo, soy esto que me pasó, pido que me apoyen, que me entiendan... Siento que nosotros, los hijos nacidos igual que yo, fuimos tan prisioneros y torturados como los que estuvieron presos... Eres víctima y no lo ven. Porque no estás en ninguna parte clasificado. ¿Cuántas madres ven en sus hijos los gestos de sus violadores (y los rechazan) Violada por perros adiestrados Otra de las particularidades del caso chileno es la incorporación de animales a sus suplicios, hecho, salvo error,