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ABC CORDOBA 08-05-2004 página 20
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ABC CORDOBA 08-05-2004 página 20

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20 Nacional SÁBADO 8 5 2004 ABC El coche siniestrado quedó convertido en un amasijo de hierros. A la derecha, el furgón de cola del tren que descarriló tran el brutal choque FOTOS: GINÉS SORIANO Cinco bolivianos mueren en Hellín al ser arrollado su coche por un tren Los inmigrantes irregulares se saltaron un paso a nivel con barreras b El vehículo fue arrastrado 500 Fomento dice que suprimirá todos los pasos a nivel MADRID. El Ministerio de Fomento ha decidido ejecutar una serie de medidas encaminadas a mejorar la seguridad de las vías férreas en todo el territorio nacional, con la puesta en marcha de un plan extraordinario para eliminar los pasos a nivel. Fomento lanzará una campaña de información para concienciar a los conductores de los riesgos que entraña saltarse la señalización. También se va a incidir fundamentalmente en la línea Albacete- Chinchilla- Javalí Nuevo- Murcia, para la que ya ha destinado Renfe un total de 32 millones de euros para la sustitución del bloqueo telefónico de la vía por un sistema de bloqueo automático. El anterior ministro del ramo, Francisco ÁlvarezCascos, se comprometió a suprimir los pasos a nivel en enero de 2001, tras el accidente de Lorca que le costó la vida a 12 inmigrantes ecuatorianos en circunstancias similares. Cascos no tuvo tiempo de cumplir su promesa. La pelota está ahora en el tejado de la actual ministra, Magdalena Álvarez. Máxima seguridad Todos los sistemas funcionaron. Ésta es la versión que ofreció ayer Renfe. Sus investigadores rastrearon los 500 metros que separan el paso a nivel de la estación, donde terminaron los restos del coche. Las barreras estaban bajadas desde hacía minutos, pero dejaban un pequeño espacio a la derecha de la calzada. El automóvil tuvo que evitar las barreras haciendo una ese con el fin de cruzar las vías. Este paso a nivel está considerado por Renfe dentro de los de máxima seguridad, lo que quiere decir que cuenta con barreras semiautomáticas, señales luminosas consistentes en un semáforo con dos luces rojas parpadeantes y una señal acústica. Este tipo de barreras se cierran, al menos, cinco minutos antes de la llegada de los trenes, y si se produce alguna anomalía en su descenso, existen señales luminosas que anuncian el problema e impiden la circulación de los convoyes explicaba el jefe de la Estación de Hellín, Antonio Martínez. tagena a las 5.30 horas. Debía llegar a las 10.12 a Madrid- Chamartín, y llevaba a bordo unos 160 pasajeros. No tenía parada en Hellín, así que el maquinista conducía el tren a más de 120 kilómetros por hora, la velocidad autorizada para este tramo. El impacto fue brutal. El coche, un Opel Kadett de color rojo, se incrustó literalmente en la parte delantera de la locomotora, bautizada como Virgen de la Covadonga. Fruto del choque, el convoy descarriló y bailó haciendo hasta cuatro zigzag durante unos 250 metros, hasta metros por la locomotora. El convoy descarriló a apenas unos metros de un mercancías que transportaba productos químicos J. P. PARRA J. F. LÓPEZ E. JIMÉNEZ HELLÍN. Una imprudencia estúpida, absurda, ha segado violentamente cinco vidas y ha cercenado de un tajo decenas de sueños. Iban a trabajar, como cada mañana, a una finca agraria de Jumilla. Acudían con la mente puesta en sus hijos y sus familias, que hasta ayer les aguardaban a miles de kilómetros, allá en Bolivia. Por ellos se levantaron, por ellos ansiaban conseguir algún día esos esperados papeles que les darían la felicidad. Pero eso ya no ocurrirá. Jesús Subirales Durán, de 29 años, conducía. A su lado, su pareja, Adriana Pérez, de 35. Con ellos iba otro matrimonio: Alberto Escalante, de 34 años, y Eldy Guzmán, de 29. Poco antes de las 7.15 pararon por el barrio de la Estación para recoger a Mariela Salvatierra, que con 26 años era la más joven del grupo. Con los cinco bolivianos instalados en el coche, Jesús puso rumbo al paso a nivel de Villarreala, a 400 metros de la estación de Hellín. La barrera estaba bajada, señal inequívoca de que un tren se aproximaba. Llegaban tarde. Quizá pensaron que unos inmigrantes irregulares como ellos no podían permitirse el lujo de perder unos minutos de trabajo. Nadie lo sabe. Lo cierto es que Jesús apretó el acelerador y sorteó las barreras. Y llegó el golpe mortal. El tren Altaria había partido de Car- que los siete vagones de pasajeros, el furgón generador y la cafetería se desgajaron de la máquina. La locomotora todavía siguió avanzando unos 150 metros, hasta que paró su carrera mortal justo en la puerta de la estación. Allí quedó el coche, convertido en un amasijo de hierros y con cinco cadáveres en su interior. Pero todavía pudo ser mucho peor, porque en la segunda vía de la estación, en dirección a Madrid, aguardaba un tren de mercancías cargado con productos químicos altamente corrosivos. Aún tenemos que estar agradecidos. De no soltarse los vagones, el convoy podría haber chocado con el mercancías. No quiero imaginarme lo que podría haber pasado explicaba el mecánico del Altaria accidentado, Gustavo Millán. Crisis nerviosas A pesar de la violencia del choque, los 160 pasajeros resultaron ilesos y bajaron de los vagones por su propio pie, en medio de la conmoción. Dos personas tuvieron que ser atendidas por algunos rasguños. Renfe facilitó autobuses para trasladarlos a Madrid. Los servicios de emergencias se pusieron rápidamente en funcionamiento, y a los pocos minutos de la colisión, además de los servicios sanitarios ya se encontraban en el lugar tres unidades del Parque de Bomberos del Sepei de Hellín. Varias horas de tensión, durante las que se fueron conociendo detalles dramáticos. Por ejemplo, que había una sexta víctima: el pequeño que Eldi Guzmán llevaba en su vientre. Estaba embarazada de casi cuatro meses. La estación primero, el tanatorio después, se fueron llenando de familia- res y amigos. La amplia comunidad boliviana de Hellín comenzaba a recibir la noticia. La hermana de uno de los hombres muertos (Luis Alberto Escalante) recibió una llamada desde Bolivia. ¡Papito! contestó, y el llanto impidió escuchar nada más. Fueron llegando las autoridades. La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, la delegada del Gobierno en Castilla- La Mancha, Mari Carmen Valmorisco, el presidente de Renfe, Miguel Corsini, y varios consejeros del gobierno manchego. Pero ya nadie podía hacer nada.

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